En la primera instancia, el jurado encontró a Jammie culpable y la sentenció a pagar USD$9.250 por canción para un total de USD$222.000, pero Jammie decidió apelar la decisión con resultado catastróficos, pues el jurado aumentó la cifra a USD$80.000 por título para un total de impresionantes USD$1.920.000, una cifra estratosférica para lo que serían más o menos dos discos de música.
Jammie no atacó la labor del jurado, pero si lo hizo contra la RIAA, y en sus propias palabras les deseo “Buena suerte tratando de obtener [el dinero] de mí… será como exprimir sangre de un nabo”, dejando en claro su intención de continuar su lucha contra las compañías de música, mientras estas últimas se defienden alegando que desde el primer día están (y siguen estando) dispuestos a solucionar el caso fuera de las cortes.
Fuente: Arstechnica.com, Thomas verdict: willful infringement, $1.92 million penalty / Álvaro Farías R.
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