jueves, 28 de abril de 2011

“Hoy no hay industria musical”


Luis Dimas está a punto de cumplir 50 años de carrera artística y prepara un disco con artistas jóvenes. Para este referente de la Nueva Ola hoy hay mucho más talento musical, pero falta creatividad, profesionalismo y una industria que confíe en los nuevos músicos. Recuerda los `60 como la década dorada de la música chilena. “Antes había estilo, ahora no hay nada de eso”, sentencia el “Rey del twist”.

Chile vivía la fiebre mundialera del ´62, cuando Luis Dimas se encontró con Camilo Fernández, programador y productor de Radio Portales. Dimas no se sentía cómodo cantando la música de Chubby Checker y se lo comentó a Fernández. Fue ahí cuando el creativo de Radio Portales le dice “watón deja de cantar Rock and Roll en inglés, canta en español, crea tu propio estilo”. A los meses Luis Dimas sacaría su primer éxito español “Caprichito”. Desde ese momento los artistas y productores comienzan a dejar los covers en inglés y se empiezan a dar los primeros pasos de lo que será la Nueva Ola.

-¿Cómo nació “Caprichito”?

-Yo comencé a trabajar con Jorge Pedreros, el escribió Caprichito. Fue un éxito, sonaba todo el día en la radio. En ese tiempo tú sacabas singles, que era un vinilo con una canción. Esa fue mi primera grabación en español. Hasta ese momento todos cantaban en inglés, incluso yo. Después de “Caprichito” y lo bien que nos fue, los demás artistas empezaron hacer lo mismo.


-¿Con qué sello trabajó en esa producción?

-Trabajé mis primeros éxitos y luego mis long plays con el sello Phillips. En ese tiempo había cerca de 10 sellos fuertes, la EMI, Odeon, RCA, Arena, Caracol y todos trabajaban con artistas chilenos.


¿Cómo fue su relación con Phillips?

-Buena, muy buena. Lo que yo pedía lo tenía. Yo hablaba con Jaime Román y le decía quiero tales músicos, quiero trabajar con tal productor y lo tenía. Si queríamos un avión te lo conseguían (ríe). Yo le generé muchas utilidades a Phillips al igual que Cecilia. Los sellos se portaban bien porque todos ganaban plata. Yo gané mucho, con Caprichito me compré tres casas y Jorge Pedreros una. Eran muchas lucas y los sellos apostaban y se la jugaban por ti, te sentías apoyado. Antes eran 10 artistas chilenos pegando en las radios y haciendo shows por todo Chile, ahora cuánto, ¿dos, tres?


¿El tema de los shows en vivo los trabajaba con Phillips?

-La mayoría de las veces sí. Tenían agentes por todas las ciudades gestionando y produciendo shows. Eran 30 mil, 40 mil personas por evento. También lo manejaba personalmente mi manager, sobre todo en las watts, bares, picadas. Todos los restaurantes y locales nocturnos tenían por lo menos dos orquestas y artistas invitados. Era un circuito muy movido. En los ´60 tenías 2000 mil músicos trabajando una noche en todo Santiago, ahora con suerte deben ser unos 200.


¿En los ´60 cuáles eras los números azules y rojos por ventas de discos?

-Eso es un tema que debería ser estudiado. Imagina que en los ´60 había cerca de 8 a 10 millones de habitantes en Chile. Yo alcancé el millón de copias con “Caprichito”, “La Novia” de Antonio Prieto anduvo por el millón y medio. Ahora te felicitan si llegas a las 60 mil copias y antes se reían de ti y eso que somos 17 millones de chilenos.


Antes hablaba de la buena relación con Phillips, cuando quebró este sello ¿qué pasó con ese catálogo?

-El ´74 yo estaba en Canadá y me entero que Phillips quiebra y saca a remate mis canciones.


¿Pero Phillips era dueño de su música?

Sí, pero de todos modos mi trabajo pasaba a manos de otro sello que fue Start Sound. Supuestamente me debían pagar por ese traspaso de catálogo, eso me dijeron los de Phillips, pero desde ese momento no percibí ni un peso más por mis canciones.


¿Hoy a quién pertenece ese catálogo?

-Cuando a mediados de los `90 sale la teleserie Estúpido Cupido (TVN) la EMI compra mi catálogo y me ofrecen sacar una recopilación de mis éxitos, además volvimos a grabar algunas canciones. Desde ese momento no he tenido problemas con EMI.


Usted ha dicho que Ricardo García fue su padrino musical, él era disjokey de Minería, ¿existía entonces una relación con los programadores de música en las radios o algo así como pagos de sellos o artistas a ellos?

-Nooo, eso nació en los ´90, antes había una relación muy profesional. Los programadores de radio tenían harto oído y programaban harta música chilena. Yo era muy amigo de García pero jamás le ofrecí algo para que tocara mis canciones.

¿Quiénes eran los más importantes productores de los ´60?

-Camilo Fernández debe ser el más grande de todos. Sabía mucho de música y sabía olfatear el talento y el éxito. Jaime Román con quien trabajé tenía mucha experiencia y conocimiento. Saúl San Martín, Antonio Contreras que descubrió al Pollo Fuentes, habían varios, todos muy buenos y profesionales.


¿Cómo ve la industria chilena en la actualidad?

-Hoy no hay industria. Los sellos son pocos y la piratería está matando la música. Los sellos no ven en los músicos chilenos un buen negocio. Antes los sellos apostaban con todo a los artistas nacionales y los artistas de la Nueva Ola supieron explotar un estilo. Hoy no hay apoyo, no hay estilos. El estilo es muy importante y eso te lo va a dar tu creatividad, tu encanto, tu talento y la asesoría de buenos managers y productores.


¿Algún grupo o artista chileno que le guste en la actualidad?

-A mí me gusta Chico Trujillo, su música, su personalidad, es de verdad, no es tonto, sabe lo que quiere y le gusta a la gente.


¿Recuerda algún momento anecdótico la época de la Nueva Ola?

-Con una de mis primeras canciones en español y la primera que escribí “Penas juveniles”, cuando se las mostré a la gente del sello no les gustó. Yo quería que fuera porque era la primera canción que escribía. Cuando ya teníamos todas las canciones del long play, voy a hablar con la persona encargada de hacer los traspasos al master original y le digo, oye te falta esta canción y le digo que ponga “Penas Juveniles”. Lo puse a la mala. El sello sacó 5 mil copias de prueba, la canción más exitosa fue “Penas Juveniles”. Durante una comida con gente importante de la compañía me preguntaban la historia de la canción y yo mientras se las contaba, los mismos que me querían bajar el tema me decían entre dientes “cállate hijo de puta”.


Por Abraham Galaz Q.

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