lunes, 22 de junio de 2009

El Mercurio: Pixar o el futuro de la industria cinematográfica

¿Alguien se ha puesto ha pensar en la película perfecta? Tic tac, tic tac, tic tac. Tiempo. La verdad, no es necesario pensarlo tanto, ya que Pixar las viene hacienda hace mucho tiempo. Y ha logrado lo que a muchos autores les fue prácticamente imposible: unir en perfecta armonía la masividad y la calidad de las películas.

Desde que se estrenara Tiburón y Star Wars en los años 70, la desesperada búsqueda de público que llevaron a cabo los estudios, provocó que los mejores cineastas terminaran segmentando el mercado, dividiendo hasta más no poder las categorías cinematográficas y haciendo cada vez más pequeño al público en las salas.

Sin embargo, con el comienzo del siglo XXI llegó también una esperada excepción: el filme anual de Pixar. “Buscando a Nemo”, “Los Increíbles”, “Ratatouille” y muchas más han logrado lo que ni George Lucas ni Steven Spielberg han podido. Cines repletos sin excepción, taquillas millonarias y un público feliz. ¿Qué es lo que esconde Pixar? Nada. Sólo se trata de muy buenas películas, y a veces -como en el caso de “Up”- filmes excepcionales.

Ahora la explicación. Pixar no es Disney, pese a que desde el año 2006 ambas compañías se transformaron en una, aunque con la diferencia de que esta vez fue “el chico el que se tragó al grande” ya que los principales puestos quedaron en manos de la gente de Pixar.

Sus películas no son musicales "de monitos”, la especialidad de Disney. En los filmes de Pixar rara vez los personajes cantan aunque sus bandas sonoras son infinitamente mejores.

Tampoco se trata de obras "de autor", ya que no hay sólo un personaje detrás de cada proyecto de la compañía. En esto sí que se parecen un poco a la estructura de trabajo de Disney, con grandes equipos de trabajo que van construyendo la historia desde cero. El proceso de una nueva película de Pixar a estas alturas se asemeja más a la creación de un nuevo y sofisticado producto de Apple.

A Pixar no le gustan las adaptaciones, aunque cuando las hacen, se esmeran para elegir bien los modelos. Al contrario de Disney, rara vez se entusiasman con historias ajenas, pero lo hicieron en 1998, cuando tomó prestada la premisa central de “Los 7 Samurái” de Kurosawa para armar el esqueleto de “Bichos”.

El futuro no es sólo animación. En Pixar no sólo se dibuja y quizás el desafío más interesante no sea “Toy Story 3D” (2010), ni “El oso y el arco” (2011), ni tampoco la misteriosa “Newt” (2012). Lo que de verdad tiene de cabeza a media compañía es “1906”, su primer filme con humanos, basado en el terremoto y posterior fuego que asoló en aquel año a la ciudad de San Francisco.

Aun no se sabe si le gustará a todos como las anteriores, pero como estamos hablando de Pixar, en su caso más que en cualquier otro, el futuro siempre está abierto.


Fuente: El Mercurio; Pixar: El futuro está abierto / Autor: Constanza Quiero

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