En marzo de 2003, cuando Internet ya estaba colonizando los hogares, comenzó a circular un video llamado Baila sin Cesar, donde se veía a unos títeres siguiendo felices una coreografía hasta que llegaba César. En una par de semanas, niños y no tan niños veían el programan 31 minutos todos los sábado por TVN. El matutino, cuyo nombre nació como una parodia del noticiero de TVN en la década de los ochenta, 60 minutos, había surgido en la productora Aplapac, con conocidos personajes de los noventa a la cabeza. Pedro Peirano y Álvaro Díaz se habían dado a conocer en televisión por Plan Z y El Factor Humano en el ya desaparecido Canal 2 Rock & Pop. Ahí, dieron a conocer su mirada crítica a través de la irreverencia. Estas características serían las que aplicarían después al show infantil, mezclando ironía con la realidad chilena, y armando un programa en base al doble sentido, conquistando a todas las generaciones.
Tras tres temporadas el 2003, 2004 y 2005, además de un especial de Navidad y una aparición para la Teletón 2003, el 27 de marzo de 2008 se estrenó 31 minutos, la película, y Tulio Triviño, Juan Carlos Bodoque, Juanín y Policarpo volvían para tomarse la pantalla grande.
Juan Manuel Egaña, socio y productor ejecutivo de Aplaplac y de la película, nos cuenta cómo fue esta experiencia.
La película es la más costosa realizada en Chile, con un presupuesto total de US$2.500.000. ¿Cómo la financiaron?
Ha sido una experiencia bastante grande en coproducción con Brasil (Total Entertaiment) y España (User T38) y fue la última etapa de nuestro proceso de 31 Minutos. Fue en realidad una película muy costosa, donde además hubo capital nuestro y de inversionistas privados, y lo que evaluamos es que de alguna forma la exigencia de calidad y los patrones de la industria de alguna forma “normalizaron” el espíritu original de 31 Minutos. La película se parece mucho más a una película para niños con cierto presupuesto, que es lo que se merecía el programa original de 31 Minutos a un programa de niños que era tan distinto. Y finalmente la necesidad es la madre de la inventiva y si hay algo que caracteriza a nuestro país es que tenemos muchas necesidades, pero nosotros tenemos mucha inventiva y siempre hay que hacerle caso a esa inventiva.
¿Cómo fue el proceso de estreno en las salas de cine? ¿Al ser la película de un programa exitoso se les facilitaron las cosas?
Definitivamente. No tuvimos problemas con eso. Estrenamos en 40 salas el 27 de marzo, una fecha que se eligió con anterioridad y que se respetó. Creemos que el número de copias era correcto, más abría sido un exceso.
¿En qué se basaron para hacer la estrategia del estreno y el marketing de la película?
No invertimos mucho en marketing. Recurrimos más al boca a boca, apostar a los fans y a los seguidores del programa. Para eso usamos las pantallas de TVN. No tuvimos grandes carteles en las calles ni avisos en los paraderos.
¿Trabajaron con un distribuidor?
Sí, trabajamos con dos distribuidoras. La más grande prometió afiches, gigantografías y exigió un pago adelantando por su trabajo. Finalmente, muchas de las cosas que prometieron no se realizaron, por lo que pasamos un mal rato. La distribuidora más pequeña sí realizó bien su trabajo.
¿Cómo fue la experiencia con los cines chilenos?
Al principio muy buena, porque como era una película esperada no tuvimos problemas para entrar a las salas. Los conflictos surgieron después, cuando nos sacaron antes de las salas de cine. Alcanzamos a estar casi tres meses, y aún llevábamos gente. Creemos que la película salió de cartelera antes de tiempo, pero así es este negocio.
¿Qué sigue para la productora luego de 31 Minutos
Ahora como productora queremos entretener a los adultos y no a los niños. Estamos preparando una serie de suspenso, de terror para adultos, de ficción, que esperamos tenga también mucho éxito. Claro, esto no lo pueden ver los niños, porque los adultos pueden ver las cosas que ven niños, pero no todas las cosas de los adultos son buenas para ellos
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