lunes, 6 de junio de 2011

Trabajo 2: Soledad Santelices y "Manuel De Ribera"


“Es difícil hacer cine en Chile, porque nadie confía en los productores”

Recién egresada de Comunicación Audiovisual en la PUC, Soledad Santelices se aventuró en integrar un proyecto cinematográfico que no tenía guión ni plan de rodaje. Prácticamente todo era un misterio. Aquella cinta fue la ópera prima de Christopher Murray y Pablo Carrera, llamada Manuel De Ribera, la cual se convirtió en una de las películas más doctas, conceptuales y crípticas del cine chileno contemporáneo, ovacionada en varios festivales internacionales.

1.- ¿Cómo se financió Manuel De Ribera?

Primero postuló al fondo nacional de desarrollo regional, de la región que le correspondía, que era Puerto Montt. Ahí se ganó siete millones. Luego postuló al fondo audiovisual, cuando existía la categoría regional, y se ganó 18 millones. Después postuló a un CORFO Distribución, después digamos, Hubert Bals distribución, que fue cuando se estrenó la cinta.

2.- ¿Fue difícil conseguir financiamiento?

No, el problema es que fue poco, entonces tuvimos que hacer acuerdos. Por ejemplo, el post productor pasó a ser coproductor de la película. Manuel De Ribera también se ganó un premio en Lastarria 90, y ahí también se hicieron ajustes. Pero la postulación a fondos fue como cualquier otra. Eso sí, costó mucho conseguir plata de privados. Tratamos con Banco Estado y alrededores, pero no hubo ninguna posibilidad.

3.- Específicamente estuviste a cargo de la producción de campo. ¿Con cuáles desafíos te encontraste, al momento llevar a cabo la película?

De partida, la película no tenía guión, por lo tanto no tenía plan de rodaje. Entonces sólo existían las aproximaciones sobre lo que haríamos. Arte tuvo que llevar de todo un poco, pensando en lo que tal vez podría ocurrir, con una imaginación muy grande además, porque no sé sabía exactamente lo que ocurriría. Hicimos una visita técnica previa de quince días para castear a mucha gente, y la lista de posibles “actores” (locatarios) que podían estar en caso de que en el guión diario se requiriera. Trabajamos todo en ficticio. Además, la logística era vivir en una isla, donde no había luz, la casa donde nos quedábamos estaba en condiciones medias, entonces tuvimos que hacerle una instalación eléctrica completa, llevar generadores, instalar colchones… como que el tema vida fue súper importante. En eso también hubo un plan. Se pensó en todo lo que podía necesitar la película, porque como bien te decía, no había plan de rodaje, íbamos y volvíamos. Lo que nosotros hicimos fue llegar a Calbuco, viajar a la isla, estar cuatro días, volver a Calbuco, y esos viajes tampoco eran parte del rodaje, entonces sí fue un desafío.

4.- ¿Cómo fue el buscar locaciones?

Fue larga. Estuvimos quince días recorriendo todo el sur, vimos todas las islas que deben haber en Chile, excepto Juan Fernández, entonces teníamos claro donde estábamos. Igual coincidió, y ayudó mucho a la producción, fue el hecho de que una tía mía tenía casa en Calbuco. Yo conocía Helvecia (isla donde se filmó la cinta), Christopher (Murray) la conocía de antes, y Bettati (Bruno, productor) también, entonces fue súper cómodo trabajar en una ciudad en la que veraneé. Ahora igual el trabajo en Calbuco fue complejo. Es otra ética. Me pasó con uno de los “actores”, a quien le decía, “ya, mañana nos juntamos a tal hora”, y no aparecía. Llamaba a la mamá, y me contestaba, “anda a buscarlo afuera, porque está curado. Tírale piedras”. Tenía casi que agarrarlo y tirarlo a la ducha. En ese aspecto fue un desafío fuerte, porque obviamente no estás trabajando con actores profesionales, y Calbuco es la segunda ciudad en Chile con mayores índices de alcoholismo, entonces todos se curaban, nadie llegaba, y me decían “relájate”, pero el taxímetro corría, y por si fuera poco las embarcaciones siempre llegaban tarde… la gente era muy a su ritmo. Fue importante la relación de trabajo con los locatarios, a tal punto de que en un minuto ya éramos todos amigos. Teníamos un lanchero fiel, que ya era “nuestro” lanchero, más la ayuda de la Municipalidad, que nos puso dos embarcaciones grandes para los viajes largos. Grandes y rápidos, porque en lancha rápida estábamos a hora y media de la isla, y a cuatro horas en la normal, entonces tener una lancha rápida fue un lujo. Una lancha así era carísima, impagable, así que la Municipalidad jugó un papel muy importante.

5.- ¿Quedaron con deudas?

No. La película se hizo con la plata que había, que fueron 40 millones de pesos. Nunca se pensó hacerla con más plata. Nos acomodamos a la realidad. La película no tiene deuda, porque fue nuestro primer trabajo, y lo hicimos por nada, porque el fin era otro, y en ese sentido la meta no era recaudar, sino más bien generar un lenguaje, y presencia de los directores.

6.- ¿Crees que le fue bien a Manuel De Ribera, a pesar de no ser una película comercial, sino más bien cine arte, y dirigida a un público específico?

Creo que le fue MUY bien. 600 espectadores está bien para Manuel De Ribera. Ganarse SANFIC 6 fue un gran punto, y agarró una respuesta de la gente importante, porque se reían mucho de la película, algo que no esperábamos. Aparte hay un par de libros en la actualidad, que están citando a la película.

7.- ¿Libros chilenos?

Si. Y la vuelta a festivales también estuvo muy buena, y la crítica fue notable. La Variety hizo una increíble sobre la película.

8.- ¿Y en cuánto a recaudación?

Hizo 600 espectadores en Lastarria 90, la entrada costaba 2.000 pesos, y como Lastarria 90 era parte del premio, te daban toda la plata en taquilla, no te cobraba costo de estar. Después se estrenó en Cine Arte Alameda, y ahora salió el DVD en The Clinic.

9.- ¿Y supiste lo de Cuevana, la página argentina que subió la película, y ahora se puede ver gratuitamente?

Quizás la vieron en el BAFICI… Para mí, que esté en Cuevana dice que a la película le ha ido bien. Súper positivo. Cuando estábamos pensando en ella, me acuerdo que decíamos, “una vez que terminemos, regalemos los DVD, se las pasamos a los piratas, y les vamos a decir por favor piratéenos y véndanla”. Uno igual quiere que la vean.

10.- ¿No hubo sueldos?

Mínimos. Los que ganamos fue un sueldo simbólico, considerando que trabajamos un año, por un sueldo de un mes. Un trabajo de trabajo entre los directores y yo.

11.- ¿Y los actores?

Eran Eugenio Morales, el protagonista, y él cobró. Le pagamos un sueldo, con contrato y todo. Samuel González también. En ese sentido la película era muy legal, el tema es que fue bajo el valor del mercado. O sea, a la gente se le pagó menos de lo que debería haber sido. Igual encuentro que ése es el asunto más interesante, porque la cinta se hizo con mucho espíritu. La gente se sumó porque le gustaba el proyecto, y no porque iban a ganar un buen sueldo. Las condiciones eran terribles, porque hacía frío, estábamos en una isla, cada uno no tenía su pieza particular… comíamos bien eso sí, pero era jodido; no había un guión, entonces fue sumarse a un proyecto que era una cosa vaga, y a pesar de eso todos estaban muy embalados.

12.- Manuel De Ribera igual es una película que se ve súper cara…

Si, y eso es lo que me emociona mucho. Porque finalmente el desafío de producción era ése; que no se notara pobreza. Ahora, el trabajo fue de todos. El director de arte hizo magia con nada, al punto de que recogía los sombreros que encontraba en la calle. No se siente pobreza, y el equipo tampoco la sintió. Y creo que si tú valoras la película, eso tampoco importa demasiado.

13.- ¿Crees que es difícil hacer cine en Chile?

Por supuesto. Es muy difícil.

14.- ¿Va más allá de tener una buena idea y contarla?

Si. Yo ahora que estoy produciendo tres películas, una de ellas es la de Che Sandoval (Te creis la más talentosa), que es una comedia, la continuación de una primera (Te creis la más linda… pero eris la más puta) que tuvo un éxito fuerte, y aún así me está costando terminarla. Y era una película muy fácil de financiar. Con ésta también estamos trabajando con la lógica del espíritu.

15.- ¿Y cuál es tu fórmula para llevar a cabo tu trabajo de manera óptima?

El tipo de cine que quiero producir es súper autoral. Es la única opción que tengo de hacer las películas con fondos estatales. La del Che puede que tenga apoyo de una cerveza, pero se está viendo. Por ejemplo, Banco Estado estaba con la película, pero antes daban la plata en verde y ahora no, y eso pasa porque muchos productores se llevaban la plata y no hacían la película. Entonces es el triple de difícil hacer cine con toda la fama que tenemos, entonces ya nadie confía en los productores. Entonces sí, mi estrategia es básicamente autoral.

16.- ¿Cómo se hace una buena película en Chile?

Estoy consciente de que en Chile las primeras películas hay que hacerlas a pulso, y las segundas se financian con fondos. A menos que Cannes o algún lugar así te ayude, pero está clarísimo que a los evaluadores sí les importan las buenas ideas, pero por sobre todo les interesa dar oportunidades a promesas, lo cual igual está bien.

Trailer de la película:

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