miércoles, 30 de junio de 2010
Santiago no es Chile
Al principio intenté buscar tres elementos que respondieran a la pregunta de por qué el programa de TV de Canal 13, “Santiago no es Chile”, cumple con las condiciones impuestas por el programa del CNTV sobre la programación cultural en la televisión chilena. Los encontré, y no solo son tres, sino que muchos más los que hacen de este programa, un excelente ejemplo de cómo se puede dar inicio al nuevo contenido cultural nacional.
“Santiago no es Chile” es un programa de TV abierta que ha tenido dos temporadas de emisión y a partir del 10 de junio de este año, se ha presentado la tercera.
La idea del proyecto es sencilla. Lo primero es intentar demostrar cómo dos chilenos pueden vivir en realidades totalmente distintas, uno en la capital, con sus estresadas costumbres y el otro en una zona rural, donde algo nuevo le enseñará al santiaguino que visite una localidad chilena de la que no se le informa sino hasta llegar al lugar. Por lo tanto, el narrador y protagonista de la historia, es el capitalino que visita un pueblo chileno, por lo general, muy escondido en el mapa, y de ese lugar, aprende algo, conoce una nueva forma de vida, crea lazos con los pobladores y se denuncia algún problema del sector, no de forma protestante, pero sí con algún ejemplo.
¿Por qué cumple con la normativa del CNTV sobre la programación cultural que deben respetar las señales de TV abierta en Chile?
Lo primero es porque se trata de un producto nacional. “Santiago no es Chile” es una producción emitida por canal 13 que da a conocer un patrimonio no poco valorado por los chilenos, porque eso es muy subjetivo, pero sí poco conocido, lugares poco mencionados. En este sentido, el patrimonio se logra preservar –en algunos casos dar a conocer- por medio de bienes materiales y/o naturales, los cuales se presentan como la identidad cultural de una zona equis, demostrando las actividades de cada lugar.
Según el documento sobre TVDT del CNTV, se expresa que dichos bienes “ameritan ser conocidos, apreciados y transmitidos de una generación a otra”, descripción que se cumple a cabalidad en el programa que analizo, en cuanto a que el programa tiene un propósito claro de mostrar un lugar, conocer una historia, en algunos casaos denunciar falta de subsidio a lugares que, como el programa hacer ver, “se lo merecen”, como por ejemplo fue el caso de la grabación en la Isla Juan Fernández un mes después del tsunami, donde “Santiago no es Chile” cumple un rol fundamental para generar conciencia de dónde se necesitaba más ayuda debido al paraíso natural que demuestra ser esa isla y por ende, las ganas del espectador de que tal zona nunca se debilite.
En el caso de Juan Fernández se cumple que es una zona con un valor paisajístico claro, puesto que en la narración del relato, se enfatiza justamente en eso y en cómo el terremoto no solo terminó con vidas de pobladores –a quienes se muestran en sus vidas cotidianas también, como parte de una sociedad con comportamientos de una identidad distinta-, sino que amenaza el paisaje de la isla.
Además, “Santiago no es Chile” se emite una vez por semana, los jueves a las 22:00, con temporadas de seis meses, hecho que ratifica al programa como cultural, y que es parte también del proyecto Bicentenario de Canal 13.
Ahora bien, si me pregunto por qué motivos no podría obtener la condición de categoría cultural, pienso que no existe motivo alguno, por lo que el programa escogido cumple únicamente con el objetivo de ser una emisión cultural, con las condicionantes explicadas.
Aquí dejo el primer capítulo de este año, un emotivo viaje a la Isla Juan Fernández, que nos muestra cómo se enfrentan sus pobladores a las consecuencias del tsunami pasado.
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