"Con Oveja Negra recibo el 75% de las ganancias"
Con 20 años en la escena musical, Cuti Aste ha pasado por una serie de grupos, colaborando como músico, sin haber firmado nunca un contrato. A pesar de esto, ha conocido las dos caras del negocio, una con un sello multinacional impreso y la otra bajo el alero del Sello Oveja Negra, que le permite obtener gran parte de las ganancias de su primer disco solista “Estatuas de sal”, lanzado en abril de este año.
Por Alejandra Cooper
La carrera musical de Cuti Aste es una de las más versátiles del medio. Partió como productor musical de la obra "La Negra Ester" junto a Álvaro Henríquez. Más tarde, se unió al grupo “Javiera y los imposibles”, donde ha permanecido como eterno colaborador, pues nunca firmó contrato con los sellos que editaron sus discos. También fue fundador de Los Tres, participando en el exitoso umplugged que grabaron para MTV. Todo esto aún sin firmar con alguna disquera. Hoy, con “Estatuas de sal”, por primera vez es el protagonista y afirma que aún no pone su rúbrica a merced de un sello: “Con Oveja Negra es como si fuera un contrato de distribución”.
¿Cómo fue la experiencia con el primer contrato de Javiera y los Imposibles en un sello?
Yo tengo una experiencia muy particular porque jamás firme contrato con BMG. La Javi (Javiera Parra) fue la que firmó. Sin embargo, se portaron muy bien, a los imposibles nos trataron como si fuéramos artistas. Cuando grabamos "La Suerte" en Londres podrían haber llevado solo a Javiera y grabar con músicos ingleses. Sin embargo, pagaron pasajes y alojamiento por un mes sin tener obligación contractual.
¿Cómo funciona el tema de las platas sin un contrato de por medio?
Por ejemplo, con Los Tres. Carmen Romero, que era la productora, me pasaba algunas platas. Me pagaban cada vez que tocaba con ellos, pero nunca tuve una relación con los sellos.
¿Y el porcentaje por ventas de discos? ¿Recibiste algo de eso?
Faltó un poco de claridad. Como la artista era la Javi, nos pagaban por las tocatas. En esa época, cuando los discos se vendían harto, había que vender 25 mil discos sólo para pagar costos de grabación. Esa cifra era abominable y nosotros nunca más preguntamos si entró o no dinero. Hasta el día de hoy no sé cuántos discos se vendieron. Aunque en Londres La Javi nos repartió parte de las regalías.
¿Cuál fue el rol del sello?
Financiaron todo. La grabación, mezcla, masterización, carátulas, lanzamiento, distribución del disco y realización de video clips. Ellos se quedaban con todo y los porcentajes eran ridículos, ofrecían entre el 4 y el 7 por ciento de la venta de los discos.
Y más adelante, con más discos bajo el brazo, ¿ese porcentaje no cambió?
Ese porcentaje no cambia. Al renovar contrato podría pasar, si es que el artista es muy famoso, pero yo recién ahora con Oveja Negra, recibo el 75 por ciento. En esa época los sellos eran muy buenos cuando no se tenía la plata para grabar en un estudio. Lo hacían todo y por ello eran muy draconianos con los porcentajes.
¿Cómo funciona el Sello Oveja Negra?
Utilizan fondos de la SCD. Piden un anticipo de mi propio dinero para distribuir el disco. Cobran sólo el 25 por ciento por hacer gestión de prensa, distribución del disco y velar por la recaudación de lo que se venda.
¿Cómo se explica la gran diferencia de porcentajes entre sellos?
Con el avance de la computación y las tarjetas de audio, todos los que estamos en el negocio podemos grabar. Quizás no con una sala enorme, pero sí con un buen sonido. Yo grabé mi disco sin pagarle un peso a nadie. Hasta los músicos lo hicieron gratis. Sólo para hacer las copias, carátulas y distribución fui al sello. En el fondo, es como si fuera un contrato de distribución, porque tampoco he firmado con ellos.
Siendo un trato tan beneficioso, ¿por qué tantos artistas, sobre todo emergentes, trabajan con sellos multinacionales?
Lo que pasa es que cuando lo único que los cabros tienen son ganas, pero no experiencia para llevar a cabo la realización de un proyecto, necesitan asesoría de productores y sellos para la parte técnica de la grabación: Programación del tiempo, decisiones artísticas, ensayar, entre otras cosas.
¿Cuál es tu principal vía de ingreso?
Conciertos y tocatas principalmente. Lo único bueno de las descargas e Internet, es que éstas se han visto beneficiadas. Se democratiza un poco el acceso a la cultura, aunque no creo que para hacerlo sea justo regalar las cosas. También por los Derechos Conexos. Cada vez que suena una canción de Javiera y Los Imposibles o Los Tres, recibo dinero sólo por tocar el órgano en esos temas.
¿Qué opinas de las polémicas modificaciones que se plantearon con respecto a la ley del derecho al autor?
Se generó polémica con respecto a la posibilidad de que restaurantes o servicios de Internet cobraran más caro y ¡claro que lo tienen que hacer! La música también es un servicio. Los distribuidores de Internet son ofrecedores de contenido y cobran por ellos, se hacen los desentendidos. La juventud dedica una parte importante de sus horas en Internet a la descarga, por lo que debiesen pagar un porcentaje.
¿Utilizas plataformas en Internet para difundir tu trabajo?
Sí, tengo una página en MySpace con fotos y un par de temas y por Facebook tuve 600 confirmados para el lanzamiento de mi disco. Yo aprovecho estas nuevas herramientas. Recibo comentarios que se traducen en una energía positiva que me motiva. Además, hay una conexión emotiva entre el usuario y el producto.
¿Cómo crees que la industria discográfica podría enfrentarse a los cambios?
La estructura de los sellos tiene que volverse más accesible, más dúctil, porque si no van a desaparecer. Ya están todas las herramientas para que un artista pueda grabar y difundir su música a través de un espacio virtual e incluso, sin distribuirlo en disquerías. Yo, que saqué mi álbum, debo ser de los últimos bichos raros que lo sigue haciendo.
¿También eres de los fatalistas que piensa que la industria morirá por culpa de Internet?
No creo que desaparezca, pero si es necesario un atractivo nuevo, tal como cuando se dijo que la televisión iba a sacar el cine. Esta es una etapa intermedia, por el momento perjudica a los sellos y los artistas que dependían de la venta de éstos, pero también puede favorecer la difusión y cercanía entre los artistas y su público.
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