miércoles, 27 de mayo de 2009

JUVENTUD REBELDE: El cine no está libre de la crisis económica mundial

Hasta Hollywood filma con cautela, por los innegables problemas que existen con los créditos, el miedo a la recesión y la poca confianza en Wall Street
Un asunto tan actual y candente como la crisis económica y financiera mundial, que hace indiscutible mella en todas las esferas de la vida, no ha pasado inadvertido a los cazadores de ideas para posibles argumentos que de alguna manera engrosen las arcas de la industria del cine. De hecho, el sesentón Michael Douglas volverá a ponerse a las órdenes del reconocido Oliver Stone para entregar la segunda parte de Wall Street (1987), protagónico con el que obtuviera un Oscar por su representación de aquel Gordon Gekko, un poderoso inversor sin escrúpulos, que se convirtiera en un experto en el tema de inversiones en la bolsa, gracias a lo cual pudo amasar una notable fortuna.
Wall Street 2 tendrá como contexto ideal la inquietante crisis actual, lo que permitirá poner de manifiesto el mismo mundo de avaricia y corrupción que está detrás de Agente Internacional, la cual, encabezada por Clive Owen (Louis Salinger) y Naomi Watts (Eleanor Whitman), está próxima a estrenarse.
La historia, inspirada en un guión de Eric Warren Singer, presenta a un agente de la Interpol y a una abogada asistente, quienes se han propuesto poner al descubierto las sórdidas maniobras de un banco muy poderoso; todo un as en eso de llevar adelante innumerables actividades ilegales para continuar financiando el terrorismo y la guerra.
«Sí, afirma su director Tom Tykwer, el argumento parece plagiado de las primeras planas de hoy, pero esto se debe a que los titulares han demostrado que los bancos controlan todos los aspectos de nuestras vidas. El desastre en el que nos encontramos ahora comenzó cuando los bancos se aprovecharon de los individuos y les incentivaron a vivir una vida allende sus propios medios de subsistencia».
Esa misma inquietud ha provocado que el polémico y siempre certero realizador de Farenheit 9/11 y Sicko vuelva a un tema sobre el cual ya había llamado la atención en Roger and Me, cuando en 1989 profundizaba en las causas de la caída de General Motors, en Michigan. Una década después, Michael Moore vuelve a la carga, pero, a diferencia de sus colegas cineastas, acude una vez más a su género más preciado: el documental.
Como acostumbra, Moore está decidido a indagar en los orígenes del caos económico que azota al planeta. Por ello, desde su página web, ha convidado a las «personas valientes que trabajen en Wall Street o en el sector financiero para que den la cara y compartan lo que saben», al tiempo que las ha incitado: «Sé un héroe y ayúdame a mostrar la mayor estafa en la historia de EE.UU.».
Para el también autor del «oscarizado» Bowling for Columbine (2003) está claro que «en un momento dado, los ricos decidieron que no tenían suficientes riquezas (...) querían más, mucho más, por lo que sistemáticamente se prepararon para despojar a los estadounidenses de su dinero ganado con esfuerzo». A Moore le interesa averiguar por qué lo hicieron. «Eso es lo que quiero descubrir con esta película», explica.
Mientras llega el momento en que el afamado director arroje más luz sobre el tema, la crisis económica y financiera continúa dando muestras de sus efectos en la industria del entretenimiento, de la cual no se salva, por supuesto, el cine.

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