jueves, 14 de mayo de 2009

Douglas: “Quedamos los que estamos, porque es muy difícil que surjan nuevas figuras en este contexto”

Fue productor de su último disco. Tiene 10 años de carrera. Ocho álbums. Ha trabajado con 3 sellos discográficos y tuvo buenas experiencias con ellos. Fue éxito de ventas. Así ha sido la vida artistica del co- autor e interprete de “Sigo romántico”.

“No es el común denominador de los artistas nacionales tener éxito de ventas”, cuenta el cantante nacional. Para él su experiencia con los sellos ha sido positiva. “Yo tuve la suerte de partir con un primer disco y ser uno de los chilenos más vendedores”, explica. Él siempre tuvo todas las facilidades. Cuando quiso grabar en un estudio grande, lo tuvo. Cuando se le ocurrió que la sinfónica de Santiago le hiciera los violines, así fue.

Era normal para él que si se decía que hiciera un video clip, lo hicieran. Nunca hubo problema con el presupuesto. A diferencia de lo que le ocurre a la mayoría de las músicos en el país, ya que las compañías no apuestan dinero en esos proyectos. Para que los sellos discográficos recuperen la inversión tienen que vender a lo menos 5 mil discos. Y eso es bastante complicado hacerlo aquí.

Douglas partió en Sony Music con una licencia del sello. El álbum era del productor y de él, mientras que la compañía puso el disco en las tiendas y ayudó con la promoción en las radios. Tal fue la sorpresa que causó “Cariño malo”, que al mes y medio de estar a la venta fue disco de oro con 15 mil copias.

Con esto el sello le compró el master. Firmó por 6 discos y por la misma cantidad de años. Le pusieron asesor de imagen. Mandaron a hacer un video clip en cine. “Todo en un mes y medio, se despegó”, cuenta el cantante. Para él la relación con Sony fue extraordinaria hasta que vino el problema discográfico a nivel mundial.

“Yo me resentí un poco con Sony, porque la apuesta internacional no había sido tan potente como estaba prometido”, dice el artista. Siente que cayó en la inexperiencia. “Ellos vieron que todos mis álbums por lo mínimo tenían discos de oro. Yo sacaba un disco por año. La difusión se acababa con un single”, comenta Douglas. Este artista relata que le decían que había que guardar silencio musical, porque venía otro disco altiro.


Él tuvo la suerte de que todos sus discos se financiaban solos, porque vendía muchas copias. Su experiencia, es que ser prioritario en una compañía pasa exclusivamente por si se vende o no. “Si eres vendedor de discos, tu tema tiene que estar en la radio si o si. Si no estás allí suena Chayanne, Ricky Martín. Pero si estás al a par que ellos, a los sellos les importa más venderte a tí, porque con el disco que viene de afuera ellos ganan un 20 %. Pero si ellos vendían mi disco, por ejemplo, era un 80 por ciento”, explica el músico.

Gracias al volumen de las ventas Douglas obtuvo altas ganancias. “El porcentaje de discos fue de un 4,5 y 6 %. Hasta cinco mil, te daban un 4%; si llegabas a los 10 mil, un 6”, relata el chileno. En su caso iba subiendo el porcentaje mientras vendía más. El contrato también estipulaba que como el master era del sello, él no podía grabar las canciones que hizo con Sony hasta que pasarán 10 años. Incluso las compuestas por él.

Para Douglas el peor error de las compañías fue no evolucionar. El cantante creer que, “el vaso vacío es que hoy las multinacionales no trabajan con artistas nacionales porque no les generan los dividendos que necesitan para recuperar su inversión”. Por muy vendedor que un artista sea, ya no se vende lo de antes. Cuando Douglas ganó el disco de Oro era por 15 mil copias, ahora es por 7.000.

“El problema es que las compañías vendían plástico. Yo siempre dije que los discos vinieran con algo más”, dice el músico. Y cuenta, “una vez sacamos un álbum doble que valía 13 mil pesos. Era carísimo. Entonces, regalamos un concierto a los que lo compraron. Tenía un plus tener el disco original”.

No sólo la tecnología ha variado la situación. Antes un músico de una banda o un solista sacaba un single y una radio le pedía la exclusiva para ponerlo durante una semana. Después todas las otras lo tocaban. Hoy existen los conglomerados. “Entre ellos se segmentan con los artistas locales: Si lo toca una, la otra no”, lamenta Douglas. Pero agrega que, “el vaso medio lleno es que quedamos los que estamos, porque es muy difícil que surjan nuevas figuras en este contexto. Lo que queda es el cariño de la gente”.

La poca adaptación de la industria se ve en más aspectos. Sony le exigió a Douglas no dejar grabar en ningún concierto. “Hoy si me graban yo feliz, porque me ve más gente”, dice él. Y añade, “Sony era como una mujer celosa: me daba todo, pero me quería sólo para ella. Entonces, me decían que en los contratos prohibiera las grabaciones. Ese sello no dejaba ni que las personas entrarán con cámaras de video. Hubo un tiempo en que no dejaban ni que las radios transmitieran. Me acompañaban a todos lados, todo lo fiscalizaban”.

Cuando Sony quebró y se fusionó con BMG, Douglas se fue a Warner Music. Allí le ofrecieron un contrato favorable, ya que le aseguraban la apuesta internacional. “Nos iba muy bien afuera, pero en países como México, que es donde te puedes afianzar y armar tu carrera internacional no había mucha difusión. Porque son muchas las lucas que hay que poner”, cuenta el cantante. Y agrega, “en Chile nunca he tenido que pagar porque me pongan un single. Jamás”. En México las compañías manejan un presupuesto con artistas prioritarios que tienen que poner. Por ejemplo, como dice este artista, en Chile siempre va a sonar Chayanne, porque hay músicos que vienen desde afuera con la orden en específica de que tienen que sonar por sobre lo local, salvo que sea prioritario como era el caso del chileno en Sony.

Cuando vino la crisis de la industria discográfica, se le hizo una auditoria a Warner Music. Encontraron todo mal. En Chile se despidieron a 20 personas. Se decidió que el producto local tenía que salir. “El tipo que vino de México me dijo hay dos cosas: El contrato no te lo puedo cumplir. O me demandas para que nos vayamos a años con esto o me devuelves el contrato y yo te paso el master, para que hagas lo que quieras con él. Obviamente que entre estar 5 años sin poder grabar con ninguna otra compañía, mejor me quedaba con el master. Y eso hice”, explica el cantante quien ahora tiene contrato con Oveja negra y que con las ventas de su master sí ha ganado buen dinero. “Ahora con Oveja negra, que es de la SCD, la garantía es que allí soy prioritario”, dice.

Como la industria musical aún no se ha podido adaptar a la nueva dinámica, los músicos tienen que poner de su parte. Para Douglas lo más importante es tener difusión. “Tengo abierta la página en Facebook y me escriben de radios locales. Les mando el single y les grabo un saludo. Cualquier difusión es buena”, piensa el cantante.

Vea el mensaje de Douglas sobre los nuevos tiempos en la industria musical



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